22.1.09

A Pepita y Pepe

Con palabras no podría
expresar lo que he sentido,
al visitar esta tarde
a unos buenos amigos.

Ella sentada en su hamaca,
con la mirada perdida,
y él, siempre vigilando,
la mira desde su silla.

Fue la hora de la cena,
¡con cuánto amor se la daba!
con su tacita en la mano,
cucharada a cucharada.

Nunca vi escenas tan dulces
en edades tan avanzadas,
si él no estaba a su lado,
enseguida ella llamaba.

-¡Pepe...Pepe...!
- Voy Pepita – contestaba;
viéndole a él a su lado,
ella se tranquilizaba.

Son momentos de emoción
los vividos esta tarde,
al ver estos dos amigos
que no habrá quien los separe.

No se si desde su mundo,
ella sabe lo que le espera,
dejar su Benidorm querido
e irse a una residencia.

Les deseo lo mejor
donde vayan a vivir,
y dentro de algún tiempo
nos podamos reunir.

1 comentario:

Rafael Humberto Lizarazo Goyeneche dijo...

Hola, Paqui...

Un poema muy bonito y enternecedor, pude vislumbrar la escena de los dos amorosos ancianitos.

Las estrofas me hicieron recordar al poeta colombiano Rafael Pombo, con sus fábulas y cuentos infantiles.

Un abrazo.