19.8.11

ENTRE SUS ARIDAS MANOS

Entre sus áridas manos
curtidas por el sol,
firme el arado,
surcando la tierra,
sembrando el grano.

Mansos bueyes
de lánguida mirada,
llevan al compás
sus cortos pasos.

Desde la besana...
allá en lo mas alto,
se divisa el Puerto
de inviernos callados.

Llegando la tarde
ya el sol rezagado,
le hielan los labios
el viento a su paso.

Regresa al cortijo
entre matorrales,
canto de pájaros,
y aguas transparentes
de arroyos bajando.

La larga jornada
le deja agotado,
casi anochecido
llegaba al establo.

Les canturreaba
bajito al ganado,
al tiempo que al pesebre,
el pienso iba dejando.

Revisando todo
con mucho cuidado,
dos vueltas de llave
tras el gran portazo.

Tomaba el capazo
y pedaleando,
en la vieja orbea,
se iba alejando.




Mayo 2002.