
clavada en la cima del monte.
Cuántas veces te miré perpleja,
suspendida en el aire, pareces de noche.
Cuántas veces tu silueta erguida,
iluminando tu luz en el horizonte.
Cuántas veces desde mi balcón
te buscó mi mirada perdida.
Cuántas veces en la madrugada,
te pedí mil deseos, si dormir no podía.
Con el tiempo he perdido tu norte,
pero jamás de mi mente, te haya perdida.
Y volví a mirarte como entonces,
al llegar el alba cada día.
Y sigues clavada en el monte,
en la oscuridad, en el aire pareces prendida.
Hoy volvieron a mí los recuerdos
y nostalgias que nunca se olvidan.
Quizás tenga que darte las gracias,
por la paz que he encontrado en mi vida.
28~11~2001
4 comentarios:
Las buenas ecensias en frasquitos pequeños,como hacer algo vello de una lejana cruz,¡¡hay cuantas cosas encierra esa mente!!besos
Y esa cruz se convirtió en mudo testigo de algunas noches de insomnio, y cómplice de momentos de alegría!
Besitos,
Paqui, que sentido tu poema, que musical... lleno de recuerdos y de nostalgias, esa cruz, la creu que no sólo está clavada en el monte, no solo allí, también está en tu memoria, esa a la que dirigias tus peticiones y que te ha llenado de paz.
Me encantó tu poema Paqui
Un besote, ya sabes, de los gordísimos
Hola, Paqui:
Cuántos recuerdos guardados en tu memoria por causa de aquella cruz.
Bonito poema,
Abrazos.
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