16.8.09

RENI (7ª parte)

Dos días más tarde, Reni se presentó en el hospital con el padre de la niña, firmó el alta y se la llevó. Según le dijeron a Inés, habían alquilado un piso cerca de ella; querían vivir su vida. Alguna tarde los veía pasear desde la terraza donde ella se sentaba a tomar café, otras veces se la llevaban para salir solos por las noches.
Con cinco meses, Sandra era una niña muy despierta y preciosa: ojos azules muy abiertos, melenita rubia y labios rojos que rebosaban salud. Ella la paseaba orgullosa diciendo a todos la nieta tan linda que tenía.
Unos meses más tarde, Inés subió al autobús (siempre acompañaba a Álvaro a los partidos de fútbol) y notó como, al verla, las madres de los otros chicos cambiaban de conversación. Ella, sin pensarlo dos veces, preguntó:
- ¿Qué pasa? ¿Por qué os calláis?
Una de ellas dijo:
- Pues verás, creo que debes saberlo cuanto antes: Anoche estaba tu hija y su compañero, demasiado tarde, con la niña en un bar de copas y no iban muy bien que digamos.
Inés tenía por costumbre salir a la terraza después de cenar a fumarse un cigarrillo. Vió pasar a un joven con un cochecito “Mi Sandra, ¿qué será de ella?”. Llamaron al telefonillo y, como siempre, se sobresaltó:
- ¿Si, quien es?
- Pregunto por Inés ¿Puede bajar por favor?
Al verlo sabía que lo conocía pero no sabía de qué.
- ¿Es usted la madre de Reni? –Preguntó-.
- Si –contestó al tiempo que lloró el bebé y, al mirarlo, se dio cuenta de que era su nieta- ¿Qué pasa?
Era como si su corazón le estuviera avisando de que algo grave se avecinaba. Se acercó a ver aquella criatura, por un momento creyó que su corazón no iba a resistir. Antes de que abriera la boca para preguntar algo, el hombre le dijo que la había encontrado entre dos coches llorando. Al no ver a nadie alrededor, no sabía qué hacer, pero encontró entre unos documentos su dirección; por eso no fue antes a la policía.
- Si, es mi nieta. No se preocupe, me hago cargo. No se como agradecerle su interés... Gracias, muchas gracias.
Cuando aquel hombre se fue, Inés no podía pensar, andar, o decidir qué hacer; quedó inmóvil, como una estatua.
Subió llevando el cochecito, aun sabiendo que aquello le costaría una gran discusión con su marido. “Como si yo fuera la culpable” pensó mientras apretaba a la pequeña contra sí.
Ya sabía que a su hija no tenía que buscarla, cuando no tuviera dinero, aparecería. Así fue, pero antes de lo que imaginaba porque, de madrugada, llamó a la puerta enloquecida:
– ¡Me han quitado a mi hija! –decía, y con sus gritos no oía el llanto que salía de una de las habitaciones.
Después armar un escándalo monstruoso, del que tomaron parte hasta los vecinos, Reni consiguió llevársela nuevamente a seguir su camino; difícil camino a caballo entre los sentimientos de una madre y el poder que ejercía en ella las diversas adiciones: una lucha diaria entre dos mundos.
En varias semanas, nada supieron de ellas, madre e hija, pero Inés dejaba correr el tiempo, que era lo único que podía hacer con algo fuera de su alcance.
Habían pasado dos meses cuando Inés recibió una llamada de Lucía, la asistente social; debía verla urgentemente. No tuvo que esperar demasiado, pero ésta no sabía como decirle el motivo por el que le había hecho llegar. Fue muy directa (para qué andarse por las ramas):
–Inés, han encontrado a tu hija con su compañero y la pequeña, en el parque de Las Acacias a medianoche. Nos llamó la policía para entregarnos a la niña y a ellos los llevaron al retén.
“Después todo es lo mejor que podía pasar” pensó ella, sin saber que esto sería el principio del fin.

10 comentarios:

Calvarian dijo...

Joerrrrr Lo que ha pasado esa pobre mujer no tiene nombre...Que calvario...y parece que no va acabar bien...
Bésix

HADALUNA dijo...

Se me pone el vello de punta cuando te leo, Paqui.
Es como estar viendo la película de esa vida desgastada por el sufrimiento.

Espero el siguiente capítulo.

Besitos dulces.

Mar y ella dijo...

Que doloroso,se me arruga el corazón y me queda muy pequeñito....

Cariños
Mariella

mardelibertad dijo...

Y lo que le queda por pasar.
Buen relato
Abrazo

sara dijo...

Pobre meujer. Como ya te había dicho antes, la vida es muy, muy dura.
Veremos y estaremos atentos a lo siguiente.

Me ha gusatdo mucho como lo relatas Paqui.

Un fuerte abrazo.

Sara

Soñadora dijo...

Que tristeza, las cosas van de mal en peor! Pobre criaturita, que impotencia la de Inés de tener que entregársela a Reni.
Besitos,

apm dijo...

Ay Paqui... ya me he puesto al día con la historia!, sigue dándome dolorcito de corazón !que le vamos a hacer!, pero es que es como una historia de la vida misma.

La vida, con sus altos y sus bajos, su cielo y su infierno...y su luz, su maravillosa luz llena de colores en forma de niña y de madre.

Paqui, te mando un besote bien gordo y sonoro, reina

Paqui dijo...

Calvarian, yo creo que cuando alguien nace con el pie izquierdo... pero esta mujer tuvo que nacer de culo.
Un beso.

Hadaluna, cuando se ve una película
de terror, puedes desconectar un poquito y pensar que es ficción, pero esto no. Gracias.

Mariella, imagínate cómo me quedaba yo cuando me hacía sus relatos.Besos.

Mardelibertad, ya va quedando poquito, ojalá para ella fuera el final de sus desgracias. besos.

Sara, pues sí, la vida es dura,
"no siempre por suerte" pero es una lotería, como se suele decir.
Un besito guapa.

Soñadora, todos-as nos podemos hacer ideas pero los-as que tenemos hijos, nos aterroriza el ponernos en su lugar. ¡És muy fuerte!. Gracias, un beso.

Paqui dijo...

Apm, como tu dices, la vida, llena de colores... pero hay a quien le toca toda la gama de negros.
Lo que no sé es porqué hay gente que sólo vive para amargarse y amargar a los demás. Gracias pisana.

Álvaro dijo...

Gracias por compartir, me voi a leer las otras artes.

Saludos