Entre nubes grises
se iba abriendo paso,
los rayos del sol, despacio.
Lágrimas que brillan
finas veo caer,
como aguas de mayo.
Detrás, lejos, por la veredilla,
se hunde en el barro
aquel pastorcillo junto a su ganado.
El olor a heno y flor de mastrantos,
llegan a mi mente haciéndome daño
y la vieja encina con bellotas debajo,
el fruto silvestre, áspero y amargo.
Hoy sigue lloviendo y yo... recordando.
Abril 2004